miércoles, 17 de febrero de 2016

“¡Mamá! Me aburro”

 “¡Mamá! Me aburro”. Una frase que las mamás escuchamos con mucha frecuencia y que sin duda nos hace sentir en la necesidad de actuar.  En la mayoría de los casos sacamos nuestro as bajo la manga:  los entretenimientos tecnológicos. Esta opción, aunque es infalible, no es el mejor recurso.

La web especialista en crianza respetuosa CrianzaNatural.com explica; a través de un artículo escrito por Laura Markham, Psicóloga Clínica de la Universidad de Columbia y madre de dos hijos; que el problema de usar la televisión o juegos electrónicos para aliviar el aburrimiento es que es una de las soluciones que te mete en un agujero más profundo. Según el sitio web, existen estudios que muestran que los niños que juegan de forma regular con video juegos, tabletas, celulares o pasan mucho rato frente a la televisión, se van a sentir aburridos más a menudo que otros niños. Incluso después de eliminar el hábito, puede ser que pasen meses antes de que encuentren otras actividades que les apasionen.

Por ello recomiendan que si el niño sabe leer, un libro puede ser una buena opción. Hay un mundo entero de libros esperándole. Eso sí,  al comienzo tendrás que leer con él para que vaya creando el hábito. Elige un libro que pueda leer, pero que quizá no eligiese por sí mismo. Un libro sencillo por capítulos en vez de un libro de dibujos, por ejemplo.




Foto: pixabay.com
Según Edukame.com,  es importante que los niños aprendan a identificar cuando están aburridos para poder decidir cómo entretenerse y así evitar que  el aburrimiento les lleve a hacer aquello que al adulto le resulta desagradable.

“Se trata de que cada uno aprenda a respetar al otro con el fin de favorecer una buena convivencia”, explica.

Para lograr esto, es importante que el padre y la madre aprendan a identificar qué tipo de comportamiento tiene el niño cuando está aburrido para no sancionarle o regañarle únicamente por la conducta inadecuada que resulta tan molesta, sino aprovechar ese momento para ayudarle a que identifique lo que le lleva a comportarse así. Se pueden usar frases como estas:

- “Hijo, ¿te das cuenta de que estás aburrido? Piensa a qué puedes jugar para entretenerte este rato que necesito terminar esta diligencia”.
- “Cariño, yo entiendo que no tienes con quien jugar, pero recuerda que hemos traído un morral con juguetes, a lo mejor encuentras con qué pasar un rato divertido”.
- “Entiendo que estas aburrido y que te quieres ir, pero vamos a estar aquí un rato más, puedes buscar la manera de estar entretenido o aburrirte hasta que nos vayamos”.


Foto: www.relevantchildrensministry.com

Otros expertos en crianza y psicología sugieren que con un simple programa diario de actividades puede hacerse la diferencia entre el caos familiar y unas vacaciones o tiempo libre aprovechado al máximo. Para muchos las vacaciones significan  a veces inactividad para los más chicos de la casa y un constante "estoy aburrido" para los estresados padres.

Explican que las vacaciones también pueden aprovecharse con actividades educativo-recreativas, que permitan evitar el aburrimiento y, con ello, alivianar la tarea de los padres.

Pero esto, para la doctora Markham, es contraproducente. Asegura en su texto que  los niños necesitan tropezarse y comprometerse con la cruda materia de la que la vida está hecha: el tiempo no estructurado.

“El tiempo no estructurado da a los niños la oportunidad de explorar su mundo interno y externo, lo cual es el comienzo de la creatividad. Esta es la manera en la que aprenden a comprometerse con ellos mismos y con el entorno, a imaginar, inventar y crear. Si les mantenemos ocupados con clases y actividades estructuradas, o si “llenan” su tiempo con entretenimientos de pantalla, nunca aprenderán a responder a las señales de su propio corazón, que podría llevarles a estudiar las imperfecciones de la acera, a construir un fuerte en el jardín de atrás, a modelar un monstruo de arcilla, a escribir un cuento o una canción o a organizar a los vecinos para rodar una película. Estas llamadas de nuestro corazón son las que nos dirigen a las pasiones que darán sentido a nuestras vidas, y están a nuestra disposición desde el comienzo de nuestra infancia, cuando tenemos rienda suelta para explorar y perseguir aquello donde nuestro interés nos lleve”, reseña.

Apunta que es también esencial para los niños el tener la experiencia de decidir por si mismos cómo usar los periodos de tiempo no estructurados, o nunca aprenderán a manejarlos.



Foto: http://manualidadesdehogar.com/


El pote contra el aburrimiento

Para que tu chamo se haga responsable de sus momentos de ocio puedes ayudarlo a crear el “pote del aburrimiento”. Se trata de colocar ideas escritas en trozos de papel dentro de un recipiente, caja o bolsa. Cuando diga que se aburre, tendrá que agarrar tres papelitos del “pote” y elegir una de las actividades. Puedes tener “potes de aburrimiento’ especialmente para viajes que incluyan actividades que deban hacerse exclusivamente sentados. Crianzanatural.com ofrece unas algunas ideas para agrandar ese pote. Pero la idea es que ellos participen en la elaboración aportando actividades que disfruten.
  
Escribir una carta a la abuela.
Correr dando vueltas al jardín tres veces.
Poner algo de música y bailar.
Escribir en un papel diez cosas que te gustan de cada miembro de tu familia.
Cepillar al perro o darle un baño.
Buscar formas en las nubes.
Ver cuántas veces puedes acertar en la cesta de baloncesto.
Hacer un dibujo.
Lavar el carro.
Planear una caza del tesoro con pistas.
Foto: http://www.more4kids.info/
Montar en bici.
Hacer un paisaje en una caja de cartón.
Hacer una nave o una casa con una caja.
Empezar un diario.
Hacer papel de regalo casero.
Organizar tu habitación.
Escribir un cuento.
Crear una obra de teatro con disfraces.
Recortar fotos de revistas y hacer un collage.
Sorprender a mamá haciendo la comida.
Hacer un zoo con los peluches.
Hacer y decorar un calendario, marcando las fechas importantes.
Crear un periódico familiar.
Hacer un postre.
Comenzar una colección (hojas, piedras, botones…).
Inventar una actuación de circo.
Hacer que tu habitación sea una selva.
Hacer un recorrido de obstáculos.
Escribir un poema.
Decorar alguna camiseta vieja con botones o marcadores.
Empezar un club y establecer normas y a quiénes invitarás.
Leer un libro.
Memorizar un poema y recitárselo a tus padres.
Hacer un barquito con una botella de plástico y palitos de y hacerlos flotar.
Dibujar una isla desierta y todas las cosas que te llevarías.
Tapar los ojos a tu hermano o hermana y llevarle a dar una vuelta por la casa y el jardín, y luego intercambiarse.
Jugar a algún juego de mesa.
Crear tu propio juego de mesa.
Intentar pintar un dibujo con tu pie.
Pintar en la acera con tiza.
Jugar a saltar a la cuerda.
Hacer un libro de chistes.
Construir un fuerte con sábanas y almohadas.
Hacer muñecos con medias viejas, botones y estambre.
Hacer una lista de cosas divertidas que harías con un adulto.